Monday, September 04, 2006

Cambios en Universidad y tendencias en la Educación Superior

Las fuerzas que dinamizan actualmente los cambios en todas las universidades del mundo, tienen que ver con el proceso de internacionalización, la mundialización de los procesos humanos, la revolución comunicacional y tecnológica y la revolución que anticipa la nueva sociedad del conocimiento. De otra parte, la demanda en educación superior es asombrosa. El sector de educación, y en particular la educación superior, experimenta un crecimiento significativo en el mundo entero. De acuerdo con la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo, OCED, se estima que hay alrededor de 97 millones de estudiantes, de los cuales 7,2 millones cursan sus estudios en un país distinto al de origen, y que en el 2003 el sector empleó 50 millones de personas y en él se invirtieron 41 billones de dólares. No obstante la preocupación radica en el acceso de la educación por parte de la población de bajos ingresos. La población pobre del mundo supera el 60% del total del planeta.

Este rápido ascenso ha sido definitivo en el desarrollo de países como los del sureste asiático, China, Corea, Chile, Australia e Irlanda, donde la cobertura y la calidad de la educación han progresado de manera notable en los últimos años. Las sociedades contemporáneas se enfrentan al reto de proyectarse y adaptarse a un proceso de cambio que viene avanzando muy rápidamente hacia la construcción de sociedades del conocimiento. Este proceso es dinamizado esencialmente por el desarrollo de nuevas tendencias en la generación difusión y utilización del conocimiento, y está demandando la revisión y adecuación de muchas de las empresas y organizaciones sociales y la creación de otras nuevas con capacidad para asumir y orientar el cambio. Una sociedad del conocimiento es una sociedad con capacidad para generar, apropiar, y utilizar el conocimiento para atender las necesidades de su desarrollo y así construir su propio futuro, convirtiendo la creación y transferencia del conocimiento en herramienta de la sociedad para su propio beneficio.

La matricula en educación superior en América Latina ha crecido de manera significativa, pero también se evidencia una mayor desigualdad en el acceso. Esta situación se constituye en un reto para la Universidad pública y le obliga a plantear profundas modificaciones estructurales y cambios en los métodos de enseñanza. También es notable la tendencia sobre una mayor sensibilidad social frente al papel de la Universidad Pública, el recorte progresivo del gasto público asignado y agudización de los cambios en el mercado laboral. Esto lleva a las universidades a tener una mayor pertinencia social, diversificar su accionar, buscar nuevas fuentes de recursos y realizar cambios en sus procesos y estructuras internas con el fin de dar respuesta oportuna a los requerimientos de la sociedad[1].

En solo en América del Sur había 164 instituciones en 1960, de las que el 31 por ciento eran privadas. En el período de 2000-2003, la cifra se elevó hasta 7.514, de las que el 65 por ciento eran privadas, cifra que aumentó un 50 por ciento en una década. El tipo de instituciones también se ha diversificado, hasta tal punto que cada vez resulta más complejo diferenciar entre las instituciones públicas y privadas, dado que las instituciones públicas de un país llevan a cabo operaciones privadas en otros países, y eso sólo para ilustrar el argumento con un ejemplo sencillo. Los avances que se han producido en las últimas décadas, descritos con anterioridad, han provocado una preocupación generalizada en todos los ámbitos por cómo las sociedades pueden garantizar la calidad de la educación superior y han sentando las bases para llevar a cabo importantes reformas políticas en materia de educación superior cuyo objetivo es mejorar la calidad, dando un papel destacado a la acreditación. La calidad es una condición irrenunciable para la educación pública y privada, no obstante la tendencia es que sea el mercado quien oriente la diversificación de la educación superior. El papel del Estado como regulador de los procesos de cambio radica en la garantía del acceso a los sectores más vulnerables, la disminución de las disparidades y la búsqueda y mantenimiento de la calidad.

El mundo avanza hacia el establecimiento de estándares mundiales que permitirán en el corto plazo la libre movilidad de programas y personas entre las diferentes universidades del mundo. Las nuevas tecnologías en informática y comunicaciones modifican el ambiente para la docencia y la investigación, haciendo que las clases magistrales y los libros sean menos importantes frente a la consulta de las redes de información en Internet.

Estos cambios tecnológicos impulsan la frontera del conocimiento y un mayor pragmatismo en los procesos investigativos. La investigación básica es optimizada mediante la transferencia de tecnología y se hace más énfasis en la investigación aplicada.

Es notable la ampliación del mercado de la Educación Superior y la aparición de sensibles deficiencias por manejo de información y la exacerbación de las asimetrías entre las universidades del mundo. La Universidad de Chile es la única universidad latinoamericana que clasificó entre el listado de las 300 mejores universidades del mundo. Las mejores universidades se ubican en los países desarrollados. Los campos virtuales, con la aplicación de las nuevas tecnologías permiten ampliar la cobertura, pero la calidad de esta educación depende de la eficiencia de los cambios culturales y la necesidad de promover unos nuevos perfiles de estudiante y profesor universitario que se ajuste a los cambios tecnológicos actuales.

La competitividad del mercado de la educación superior y la velocidad de los cambios actuales son el estímulo para buscar una mayor eficiencia y pertinencia de la educación superior. La tendencia es al acortamiento del ciclo educativo, entrelazando la educación básica secundaria con la profesional e incluyendo mayor nivel de especialización en la formación, con el fin de responder a las necesidades inmediatas del entorno. Esto obliga a una mayor flexibilización curricular y en una mayor formación transversal que haga énfasis en los procesos interdisciplinarios y transdisciplinarios. La educación toma el matiz de la educación de toda una vida y adquiere un carácter más universal y tolerante entre las diferentes disciplinas.
Las carreras se dimensionan en función de las competencias necesarias para el desarrollo económico y social. La internacionalización de las universidades hace necesaria la implantación de sistemas de equivalencia de créditos y la búsqueda de una mayor fluidez curricular, en el cual el estudiante selecciona su nivel de profundización. Se hace énfasis en la educación a la medida de las necesidades del sector productivo nacional, regional o local, con miras a reforzar la globalización de los mercados de bienes y servicios.

Los métodos de enseñanzas cambian con la utilización de nuevas tecnologías que privilegian el uso de las comunicaciones y ambientes de simulación que permiten una educación a distancia y con una disminución ostensible de los costos. Las universidades se orientan a procesos inmediatos de investigación pertinente que nutre directamente la docencia y la formación del capital humano.

La educación superior se ha visto sujeta a diferentes oleadas de innovación y reformas en todo el mundo. Las últimas décadas han sido testigos de cambios sin precedentes en la legislación en todos los ámbitos, no sólo en materia de educación superior. El papel del Estado se ha reducido, mientras que el del mercado ha crecido en importancia. Algunos creen que el menor papel del Estado repercute de forma negativa en la calidad de la educación superior y en el compromiso social de las universidades. Otros consideran que la creciente importancia del Mercado es una excelente oportunidad para aumentar la oferta y diversificar las opciones a fin de mejorar el compromiso social a través del refuerzo de la responsabilidad[2].

De otra parte es de considerar los cambios que conlleva las políticas gubernamentales para la liberalización de mercados. Considerada como un servicio, la educación se clasifica, según la Organización Mundial del Comercio, OMC, en cuatro niveles: primaria, secundaria, superior y para adultos (donde está todo lo relacionado con educación continua y no formal). Las dos últimas con frecuencia se agrupan en lo que se llama la educación terciaria o possecundaria. Adicionalmente, la OMC, bajo el Acuerdo General en Comercialización de Servicios (GATS, por sus siglas en inglés), establece también cuatro modos de prestación de servicio: transfronterizo, consumo en el extranjero, presencia comercial y transferencia de personas, los cuales han sido adoptados en los diferentes Tratados de Libre Comercio.
Según IESALC[3] La universidad latinoamericana y caribeña parece estar ausente del conflicto entre dar respuesta a las necesidades de competitividad que la globalización nos plantea, y atender simultáneamente las urgentes necesidades de la exclusión social, económica, política y el deterioro ambiental. La universidad latinoamericana y caribeña parece continuar atrapada en una estructura organizacional y una concepción/práctica de la docencia y del trabajo investigativo que se corresponde con las visiones funcionalista-vertical, cientificista e individualista. El ejercicio despótico del poder, la rigidez de la pedagogía de la domesticación y el aislamiento social se contraponen a las crecientes exigencias de democratización, flexibilidad, viabilidad, eficiencia, pedagogía del discernimiento y pertinencia social.

[1] La conferencia mundial de la Educación Superior establece una nueva misión y visión en pro de una mayor equidad social frente a la brecha existente en el mundo actual. Paris, Francia, octubre de 1998.
[2] Tres Joaquin. Director Ejecutivo de la GUNI. Conferencia de la GUNI (The Global University Network for Innovation), Barcelona 2005.
[3] Instituto Internacional para la Educación Superior e América Latina y el Caribe. Procesos de reforma de la Educación Superior en América Latina. Capitulo 7. Informe sobre la Educación Superior en América Larina y el Caribe. UNESCO-IESALC, 2005.

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